El control riguroso del ciclo de vida del software es esencial para garantizar la eficiencia, seguridad y cumplimiento normativo de una organización. Este año, tres productos cruciales de Microsoft, Windows 8, Office 2013 y Windows Server 2012, han llegado o están por llegar al final de su ciclo de vida, lo que subraya la necesidad de una planificación proactiva en la gestión de software para evitar enfrentar riesgos significativos.
El fin de soporte de Windows 8 y Office 2013 implica que no habrá más actualizaciones de seguridad ni parches, lo que podría exponer a las organizaciones a vulnerabilidades y ataques cibernéticos. Por otro lado, Windows Server 2012 dejará de recibir soporte, lo que aumenta el riesgo de interrupciones operativas así como incumplimientos normativos, riesgos financieros y exposición a riesgos de ataques cibernéticos. Estos casos ponen de relieve la relevancia de mantenerse al tanto de los ciclos de vida del software.
¿Qué opciones tengo para migrar?
Ante el fin de soporte de software crucial para la organización, como Office 2013 y Microsoft Server 2012, es fundamental considerar las opciones disponibles para migrar. La primera alternativa es la actualización directa a las versiones más recientes de estos productos, como Office 2019 y Windows Server 2019. Si ciertas aplicaciones o configuraciones no son plenamente compatibles con estas versiones, la migración a versiones intermedias, como Office 365 y Windows Server 2016, podría ser una solución viable. Otra alternativa, para aquellos que buscan un enfoque en la nube, es la migración a plataformas como Microsoft Azure, que puede brindar beneficios de escalabilidad y flexibilidad. Sin embargo, antes de tomar una decisión se deben analizar los escenarios técnicos y de compatibilidad para tomar una decisión adecuada para la organización, teniendo en cuenta los objetivos técnicos, financieros y funcionales.
¿Cómo mantengo el control de mi software?
Para mantener un control efectivo del ciclo de vida del software es esencial llevar a cabo varias acciones clave. En primer lugar, establecer un proceso claro de adquisición y seguimiento de activos de software, que abarque la identificación, el registro y la catalogación de los mismos. Luego, realizar evaluaciones regulares de la salud y la compatibilidad del software en uso, identificando qué aplicaciones están alcanzando el final de su ciclo de vida. Esta información permite planificar y ejecutar migraciones o actualizaciones de manera proactiva, evitando interrupciones y vulnerabilidades de seguridad.
Recuerda que la Gestión de Activos de TI no solo se trata de mantener actualizados los programas y sistemas, sino también de optimizar costos y garantizar una operación fluida. Un enfoque estratégico en el ciclo de vida del software permite a las empresas reducir los riesgos, mejorar la seguridad y prepararse para futuras actualizaciones. Además, al evaluar constantemente las necesidades del negocio, se pueden tomar decisiones informadas sobre cuándo y cómo actualizar. Mantener el control sobre el ciclo de vida del software es más que una práctica de TI, es una inversión en la prosperidad a largo plazo de la empresa.